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La madera en bruto, o madera maciza, conserva la estructura esencial de la materia prima mediante procesos mínimos como el aserrado y secado. Este texto explora sus características, incluyendo la anisotropía y higroscopicidad, resaltando la importancia del equilibrio higroscópico en su diseño y construcción.

Conocer la madera

La expertise en maderas implica una comprensión detallada de su estructura celular y propiedades químicas. La madera, siendo un material orgánico, se compone principalmente de celulosa, hemicelulosa y lignina, además de otros componentes específicos. Su estructura fibrosa, formada mayormente por células en forma de tubo o fibras, sigue la dirección longitudinal del árbol, influenciando su comportamiento mecánico y tecnológico.

La anisotropía de la madera, un fenómeno clave en el análisis técnico, destaca las variaciones en el comportamiento del material en diferentes direcciones. La dirección longitudinal, paralela a las fibras, y la dirección transversal, perpendicular a ellas, son fundamentales.

Dentro de la dirección transversal, se distinguen las direcciones radial y tangencial, cada una con sus propias características.

El conocimiento experto se centra en parámetros clave relacionados con el comportamiento mecánico, incluyendo densidad, módulo de elasticidad, resistencia y fluencia bajo carga a largo plazo. Estos factores dependen de características específicas de la madera, como el espesor de los anillos de crecimiento, la presencia y tamaño de nudos, y la desviación de la fibra durante el crecimiento del árbol.

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La madera presenta importantes singularidades en sus características físicas respecto a otros materiales. Esto afecta a todos los parámetros importantes relacionados con el comportamiento mecánico del material, como la densidad, el módulo de elasticidad, la resistencia y la fluencia o comportamiento bajo carga a largo plazo. Dichos parámetros dependen fundamentalmente de algunas características de la madera como el espesor de los anillos de crecimiento, la cantidad y el tamaño de los nudos o la desviación de la fibra que se produce durante el crecimiento, entre otros.

Otra propiedad típica de la madera es su higroscopicidad, es decir, la madera reacciona a las variaciones de humedad de su entorno. Se dice coloquialmente que la madera trabaja o vive, haciendo alusión a las deformaciones y cambios de dimensiones que se producen cuando la madera pierde o gana humedad según las condiciones ambientales. La merma es la reducción de las dimensiones al perder humedad, y la hinchazón es el aumento de las dimensiones al absorber humedad. Estas variaciones dimensionales son diferentes para cada especie y en cada una de las tres direcciones principales: en dirección longitudinal es casi nula, en dirección radial es aproximadamente del 0,12% por cada grado de variación de humedad, y en tangencial del 0,25%, siendo ésta la más marcada. Existe un punto de equilibrio entre la humedad de la madera y la del ambiente llamado equilibro higroscópico.

El equilibro higroscópico

Al diseñar y construir con madera es imprescindible tener en cuenta esta circunstancia que, por otro lado, tiene menor incidencia en productos de madera técnica con un alto grado de procesado.

Si se utiliza madera insuficientemente seca en la construcción de una estructura, deberá alcanzar el estado de equilibrio higroscópico de forma natural con el paso del tiempo. Si las tensiones internas son demasiado grandes (por ejemplo, por unas dimensiones de la sección demasiado grandes) aparecerán las denominadas fendas de secado en forma de grietas. El tamaño y tipo de las fendas de secado —por lo general no deseadas, pero absolutamente naturales en la madera en bruto— también dependen de la forma en que se lleve a cabo el despiece del tronco..

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